Me
encontraba en un momento de mi vida en el que estaba completamente atascada.
Sin metas. Sin saber hacía donde ir. Solo un bucle de rutina y un círculo del
que no podía salir.
En
ese momento, apareció un mensaje en mi móvil ofreciéndome un plan. Una semana
antes hubiera dicho que no, porque mis prioridades eran otras. Pero todo había
cambiado. Pensé seriamente si ir o no. Porque suponía cambiar toda mi forma de
vida durante el último año. Pero finalmente accedí. Fue la mejor decisión que
podía haber tomado.
Había
olvidado por completo como era mi vida allí, no recordaba a la persona que fui
durante 7 años. Pero de repente ahí estaba todo. Como si no hubiera pasado este tiempo. Estaban ellos también, que me hicieron viajar en el tiempo y también que
mi cabeza volara a otro lugar.
Por
primera vez no estaba deseando volver a ese sitio. Realmente estaba donde quería
estar. Escuchando conversaciones y hablando de cosas que me encantaban. Sin
tener que fingir nada.
Volví
como nueva. Me sentí querida. Me topé con un cubo de agua fría de sinceridad.
Al igual que con miles de sentimientos que habían dejado de formar parte de mí
durante esta última etapa. Pero sobretodo, con nuevos objetivos que estoy
dispuesta a conseguir.
Gracias
amigo, realmente te necesitaba. Conserva bien esa caja que rebosa.